MANUEL DE LA FUENTE MUÑOZ.

El oficio de elaborar escobas de maicillo lo aprendí gracias a mi padre, a quien vi trabajar desde que era niño. Él, a su vez, lo había heredado de mi abuelo, por lo que este saber ha pasado de generación en generación dentro de mi familia. Cuando tuve la edad suficiente, comencé a colaborar con mi padre, y así fui aprendiendo cada detalle del proceso, casi de forma natural, como parte de nuestra vida cotidiana.

Hace aproximadamente 15 años decidí retomar este oficio, tanto en honor al legado de mi padre como por la necesidad de preservar una tradición que estaba desapareciendo en nuestra zona, ya que no quedaban escoberos activos. Empecé desde cero, haciendo pruebas con diferentes grosores de mango, tipos de amarre, densidades del maicillo y largos de escoba, hasta llegar al producto final que hoy elaboro y vendo con orgullo.

Comercializo mis escobas directamente desde mi casa y también participo en diversas ferias artesanales.

A partir del año 2024, obtuve la certificación oficial como artesano, reconocida por el Sistema Nacional de Información de Artesanías del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Para mí, continuar este oficio es un compromiso con mi historia familiar, mi territorio y con la tradición artesanal de nuestro país.